Misión
Es digno de considerar que el espíritu creativo, pujante y batallador de los cirujanos y cirujanas ha contribuido fuertemente a la formación y al progreso de muchas sociedades científicas e instituciones, incluso aquellas que hoy reconocemos como médicas. Sin embargo, debemos asumir, que a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX la ciencia médica era unitaria y que a partir de la creación de la Sociedad de Cirugía de Chile (1922), la actividad científica y académica de los cirujanos se concentró en esta última.
El interés de los cirujanos y cirujanas por trabajar en equipo e intercambiar sus experiencias clínicas e investigaciones motivaron la creación de sociedades quirúrgicas en diversos países del mundo.
En Chile, el Dr. José Joaquín Aguirre tuvo la visión de enviar a Europa a médicos jóvenes, como el Dr. Manuel Barros Borgoño, que llegó precisamente en la época revolucionaria de la antisepsia y de la asepsia, producto de los trabajos de Pasteur. El Dr. Barros Borgoño introdujo esta nueva tecnología en el tratamiento de los heridos de la Guerra del Pacífico, con muy buenos resultados.
El doctor Manuel Barros Borgoño lamentablemente falleció muy joven y su sucesor el doctor Lucas Sierra Mendoza asumió la titánica labor de implementar y modernizar las técnicas quirúrgicas en Chile, y a través de sus numerosos discípulos forma una Escuela en el primer tercio del siglo XX. Por eso, con toda justicia se le reconoce como el Padre de la Cirugía Chilena.